Otro 14 de agosto ha llegado, no es una fecha más. Por
cierto que es una fecha no solamente para recordar a aquellos que la dictadura
fascista, civil y militar asesino, encabezada por el padre de Pedro Bordaberry
(si, ese que habla de democracia en el legislativo), Juan María Bordaberry.
Hablamos de Liber Arce , hablamos de Susana Pintos, hablamos
de Nibia, de Hugo e incluso de los compañeros Walter e Ibero Gutiérrez. Son
tantos, lamentablemente son tantos. Tantos futuros doctores, poetas,
trabajadores, intelectuales, hijos del pueblo arrancados de la vida por pensar
diferente. Se excusaban y los acusaban de subversivos, de guerrilleros, de
gente armada. No compañeros, a no dejar que la historia se tuerza, eran jóvenes
que tenían una consigna en los labios y un mandato en el corazón. La revolución
para un Uruguay que sufría la injusticia y el atropello de las clases
dominantes.
Este año se cumplen 40 años del golpe de estado. Quienes
resistieron al golpe? pues los
estudiantes, los trabajadores con una huelga general de 15 días, los honestos,
el naciente FA, algunos militares que fueron perseguidos, el pueblo que no
fallo en su tarea.
Quienes dieron el golpe, los militares serviles a los
intereses de la oligarquia, la oligarquia servil a los intereses de los grandes
turst empresariales, los turst empresariales serviles a la
CIA. Los civiles pertenecientes a esa
oligarquia, como por ejemplo Juan Carlos Blanco, apañaron con su actitud, y
colaboraron directamente con el sufrimiento del pueblo.
Hubo intervención en todos los organismos, desde la
universidad de la republica hasta las intendencias. Hubo persecución de
personas, como Zitarrosa, como Carlevaro, como Arismendi, y hubo colaboradores
en cargos de interventor, como lo fue el hoy senador y ex interventor (posteriormente
intendente) Juan Chiruchi, cachetada histórica que los habitantes de San José
tenemos, y que la historia y nuestra militancia se encargaran de hacer salir a
la luz de las nuevas generaciones.
En este clima de agitación, de lucha por la dignidad de la
democracia atropellada por la rosca oligárquica es que caían los compañeros
estudiantes, hoy hace 45 años.
Hubo quienes, durante todo este tiempo, han intentado hacer
de la historia un caldo de cultivo para la desmemoria, confundiendo a las
nuevas generaciones, diciendo “una turba de tupamaros desestabilizo la
democracia”. Error, mas que error, intento desesperado por aseverar la teoría
de la guerra interna (refutada por la historia en terminos absolutos). Ese señor, Julio Maria Sanguinetti, también colorado(
como los bordaberry, padre e hijo), estaba convencido de su mentira, decía que
en este país no se habian secuestrado bebes (las pruebas de su falacia están a la vista), decían
que los tupas fueron los culpables (a las claras esta que con o sin tupas el
golpe ya estaba pre armado por la
CIA norteamericana, probado en el 64 en brasil, y en el 73 en
chile, solo basta ver los pocos documentos desclasificados de la central de
inteligencia norteamericana), entre otras patrañas .
Otro ciudadano, herrerista, aseveraba que en este
país no habían mas de una docena de desaparecidos. Este señor, hoy senador, ex
presidente, Luis Lacalle Herrrera se atrevió a polemizar con la sangre de gente
que aun no sabemos donde esta. Pero esta mentira viene labrada desde la
dictadura, Con los cuentos de que “fulano aparece en una lista de avión para
tal lado, nosotros no lo tenemos” y en realidad estaba enterrado en un cementerio clandestino.
Cementerios que alojaron desde compañeros jóvenes hasta
“peligrosos subversivos” como es el caso del maestro julio castro, un simple
profesional de la educación, veterano que lo único que hacia era trabajar por
una educación de calidad para el hijo del obrero.
Estas mentiras se llevaron al punto de lo macabro con las
operaciones de des-enterramiento de cuerpos.
Esas mentiras ha
defendido el partido colorado, el partido blanco hoy fundidos en un solo
experimento de derecha.
No olvidemos en esta hora
los resabios de la JUP
constituidos en el partido uruguayo, y sus amigos militares retirados
organizados, ellos también meten cuchara en esta "democracia".
En el eje de este odio, de este fascismo, caía también el
doctor de San Javier, querido Vladimir Roslik. Allá por Rio Negro se concreto
la injusticia, la felonía.
En el centro de todo este engranaje, de esta sistemática
tarea estaban los servicios de inteligencia que todos pagamos con nuestros impuestos . Gracias a estas "herramientas" caía por ejemplo, Nibia Sabalsagaray. Intentaron hacer parecer su muerte un
suicidio. No pudieron. Hoy su asesino, el Gral. Dalmao esta preso, donde debe
estar. Pero aun faltan muchos. Pues se confunde en esta fecha, los limites
entre el pueblo trabajador y o los estudiantes. La consigna “obreros y
estudiantes unidos y adelante” no solamente es una consigna vacía, sino la
verdadera unión de dos masas pujantes.
No hay límites ya que dividan el trabajador del honesto intelectual, del
revolucionario, del estudiante aguerrido que sueña con un mejor mañana. Por eso
no me remito solamente a hablar de Susana, de Hugo, de Nibia, de Walter,de Ramon, de Ibero y deLiber, sino que nombro a Vladimir, a la heroica huelga, al flaco, y a tantos otros.
Nadie duda ya que la pantomima armada por la oligarquía para
fundamentar su atropello era justamente eso, una pantomima, una estrategia.
Asustar con los comunistas, decir que nos lo íbamos a llevar a Moscú o a Cuba
para lavarles el cerebro, o que íbamos a instaurar la fabrica de “hombres
hormiga”, o que nos comíamos a los niños era justamente, la pantomima de la
ignorancia mal intencionada. Algún día habrá juicio y castigo, algún día habrá
democracia en el Uruguay.
Algún día los sueños de libertad y revolución de Nibia, deLiber, de ramón, de Hugo, de Susana, de walter, de Ibero y de tantos otros se hará
realidad.
Nuestra tarea es seguir la lucha, no olvidarnos, no dejarnos
mentir, reeditar su lucha, no dejarlos como fotografías en la pared para la
lamentación del pueblo. La tarea es construir la revolución uruguaya, peldaño a
peldaño.
Porque nuestros sueños se siguen llamando revolución.
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