El 14 de agosto de 1968, cayó para siempre el
estudiante universitario Líber Arce, mártir de la democracia asesinado por las
fuerzas represivas, durante una cruenta jornada que bautizó a sangre y fuego el
gobierno encabezado por el hoy extinto Jorge Pacheco Areco.
El asesinato del joven estudiante, de sólo 28 años de
edad, se enmarcó en una ofensiva gubernamental contra las fuerzas de cambio,
cuya resistencia a las políticas antipopulares crecía por entonces en calles,
fábricas y centros educativos.
Todo
ese juvenil entusiasmo que heredaba las mejores tradiciones del movimiento
estudiantil sufrió un traumático golpe en una luctuosa jornada de sangre y
conmoción.
El
doloroso episodio se registró al mediodía del 14 de agosto de 1968, cuando un
grupo de estudiantes de Odontología, Enfermería y Veterinaria manifestaba desde
esa casa de estudios, sita en Larrañaga, rumbo a avenida Rivera.
La
demostración fue abortada violentamente por las fuerzas represivas. El grupo de
estudiantes fue interceptado por la policiales que, sin que mediara ninguna
actitud agresiva de los manifestantes, desenfundaron sus armas de reglamento y
comenzaron a disparar.
Ante la
lluvia de fuego, el grupo regresó sobre sus pasos buscando la protección en la
sede universitaria.
Según testimonios,
desde una distancia de no más de cuatro metros y abandonando toda intención
intimidatoria, Líber Arce fue baleado por la espalda.
El
joven recibió un disparo en una pierna con orificio de salida en la ingle. El
balazo, según el dictamen médico conocido pocas horas después, le seccionó la
arteria femoral que irriga las piernas.
Algunos
de los participantes en la manifestación, al ver caer al estudiante en medio de
un impresionante baño de sangre, retornaron para prestarle auxilio.
Aunque la Policía les permitió
acercarse, inmediatamente los encañonaron con sus revólveres y exigieron la
exhibición de documentos, lo que demoró el traslado del herido a un hospital.
El
autor del disparo mortal, según se supo, fue el oficial ayudante Enrique
Tegiachi.
Durante
los incidentes acaecidos frente a la Facultad de Veterinaria, resultaron heridos
también otros cuatro estudiantes aunque felizmente no fallecieron.
Al
ingresar al Hospital de Clínicas, el estado de Líber Arce era ya crítico. Sus
pulsaciones eran muy débiles y había perdido abundante sangre.
La
lucha del equipo médico por salvarle la vida resultó casi heroica. Mientras era
intervenido quirúrgicamente, el joven estuvo dos veces a punto de morir, aunque
en ambas oportunidades fue reanimado.
Tras
horas de incertidumbre, el equipo médico informó que se había logrado detener
la hemorragia y se practicó un injerto con el propósito de reparar la arteria rota
por el disparo.
Sin
embargo, todo esfuerzo resultó en vano: Líber Arce dejó de existir el 14 de
agosto, en medio de una intensa congoja colectiva.
El
funeral del mártir es recordado como una de las más conmovedoras demostraciones
de dolor, de todo un pueblo que -más allá de credos e ideologías- acompañó el
cuerpo sin vida del asesinado estudiante hasta su última morada.
Pero el
luto no se agotó ese año en el asesinato de Líber Arce, ya que el 20 de
setiembre cayeron para siempre los estudiantes Hugo de los Santos y Susana
Pintos, en otra sangrienta jornada represiva que tuvo como escenario la
explanada de la sede central de la Universidad de la República.
Ese
día, otras zonas de Montevideo fueron profundamente conmovidas, al registrarse
cruentos enfrentamientos entre obreros y fuerzas de choque en el Cerro. Hugo de
los Santos fue herido de bala cuando comenzó la manifestación estudiantil, tras
una reunión de la FEUU
en la Facultad
de Derecho. Susana Pintos fue herida de muerte cuando intentó auxiliar a su
compañero, envuelta en una bandera blanca que no fue respetada. Después caerían
Heber Nieto, Walter Medina, Julio Spósito y una larga y dolorosa lista de
estudiantes.
La
violencia estaba definitivamente instalada en la sociedad uruguaya y arreciaba
la represión sobre las fuerzas populares.
Desde
hace mas de 40 años, el 14 de agosto ha sido asumido por el movimiento
estudiantil uruguayo como la fecha de los mártires y no hubo un año, incluso
durante la dictadura cívico militar, que no se homenajeara a Líber Arce.
Es por ello
que, el circulo Rodney Arismendi, de la unión de la juventud comunista (UJC)
intenta año a año recordarlos de la
mejor manera posible, en contacto con el estudiantado en general en una jornada
de reflexión, de sentimientos encontrados entre, el dolor de la injusticia
cometida, la impunidad reinante en el país en torno a los delitos cometidos
durante la ultima dictadura cívico-militar que, como bien mencionábamos mas
arriba, tubo a sus primeros caídos en las filas de los estudiantes y la
esperanza que ofrece la lucha.
Ustedes
estudiantes de estos nuevos tiempos se preguntaran, ¿Qué tiene que ver conmigo
lo que paso hace mas de 40 años, que tengo en común con esta gente que murió
hace mucho tiempo?, lamentablemente mucho, pues los mártires estudiantiles cayeron
en el marco de las reivindicaciones que hasta el día de hoy perseguimos, la
lucha por mas presupuesto, para estudiar en mejores condiciones, la lucha para
impedir la mercantilización de la educación, pues nuestro futuro no es una
mercancía para los poderosos, es nuestro futuro.
Grandes
avances hemos tenido de 10 años para acá, el boleto estudiantil gratuito es
muestra patente de ello, pero no es ni por asomo suficiente, es un paso, queda
mucho por hacer y conseguir, la única forma de lograrlo es agrupándonos, organizándonos
en grandes gremios estudiantiles que tomen el tema y nos hagan protagonistas y
no meros observadores.
La
pelea por la autonomía y el cogobierno para toda la educación publica, este eje
de lucha debemos reivindicarlo cada vez que sea posible, pues es uno de los
grandes atrasos que tiene nuestra educación. Nunca seremos realmente libres si
no ganamos responsabilidades en la vida académica, en los ámbitos donde nuestra
voz es decisiva.
La
lucha en contra de programas basura de educación, hechos por tecnócratas de
escritorio, que no ofrecen una visión del mundo real, tanto del ámbito
terciario como laboral. Programas que nos preparan para quedar debajo de las
masas pudientes, de los hijos de rico que van a colegios y tienen mil facilidades,
no quereos educación para ricos y para pobres, queremos igualdad de
oportunidades.
Queremos
programas que nos sean útiles para la vida, para el desarrollo de nuestras
actividades tanto laborales como terciarias. Es por eso que también decimos no
al quiebre del eje secundaria- UdelaR.
Podríamos
llenar la hoja con reivindicaciones, pero no es el objetivo de este material. Realmente
hay mucho para hacer, solo basta tomar impulso.
Hasta la Victoria Siempre.
Circulo Rodney Arismendi.
UJC ciudad del plata.
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